La hoja del cuaderno

-Se podría decir: ¡Sorpresa! o un Hola estaría muy bien- me dijo entusiasmado.
- No me refiero a eso... estaba esperando a alguien.- le conteste enojada. Ahora tendría que regresar.
-¡Ah!... ¿Louis Mitchell?- me pregunto dudoso.
-No, ¿Es que no sabes leer la mente bien? Voy a ver a su hermana.- le dijo malhumorada aun.
Al ver mi expresión de enojo se comenzo a reír.
-Ah ya veo, y ¿Por que pensabas en el?- me dijo suprimiendo una sonrisa.
-Estaba pensando en que decirle, nunca le hablo.- le dije admitiendo mi problema con hablar con la familia de mi mejor amiga. Después de haber estado con ella por un día o dos, salia de su casa con la impresión de que no les caía bien, Chris me juraba que no era cierto pero aun así... no les podía leer la mente.
-Son interesantes tus vacilaciones... y ahora estas a punto de pedirme te diga que es lo que piensan de ti.- me dijo un poco enojado al final.
-Para nada, no me interesa... pero hay algo que me gustaría preguntarte...- le dije casi susurrando. El se sorprendió, al parecer eso no era lo que esperaba que le contestara, a cambio se acerco a mi para escuchar mejor.
-¿Que demonios haces en mi escuela?- le dije casi gritandole.
El puso los ojos en blanco y las manos en el volante.
-Volviendo al tema de Louis... ¿Te gustaría hablarle?- me pregunto conteniendo una risa ahora.
-Eres imposible.- le dije mientras tomaba mi mochila y me salia de la camioneta. Me dirigí a la entrada de la escuela

-No no lo soy, ahora... te tengo una propuesta- me dijo misteriosamente-

-Ah si ¿Cual es?- le dije mordiendo el anzuelo, me gustaban los misterios.

- Te llevo a la casa de tu amiga y así no tendrás que hablarle a su hermano.- me dijo sonriendo.

Pensé en lo que estaría haciendo si aceptaba. El era practicamente un desconocido para mi, pero yo sabia que talvez me conocia mejor que yo misma, ese don suyo le ayudo cuando decidi:

-Esta bien pero necesito un celular, ire con Mariana.- le dije mientras me dirigia de nuevo a la entrada.

- Ey yo tengo uno- me dijo mientras sacaba del saco negro que traia una blackeberry negra.

- Es bueno saber que algunos amigos hacen cosas inesperadas.- le dije mientras lo tomaba.

- Que bueno que tener un celular no sea una cosa de otro mundo ¿verdad?- me dijo ironicamente.

-Cierto, con lo de leer las mentes me basta- le dije mientras le sonreia.